He visto el miedo, como la principal herramienta que gran parte de la sociedad usa para controlar a los demás. Se le mete miedo a los hijos para que obedezcan a los padres, miedo a los padres para que compren ciertas cosas a sus hijos, miedo a los pacientes para que tomen ciertos medicamentos que no quieren tomar, miedo a la sociedad para que sean controlados por los gobiernos, miedo a todos por todo. El miedo se ha convertido en un mecanismo de control a la humanidad.
Una de las cosas que más me sorprenden, es que las personas meten miedo a los más pequeños para controlarlos; ya de adultos, cualquier chantaje les afecta considerablemente.
Algo está pasando.
¿Qué harías si no tuvieras miedo? Es una pregunta que te puedes hacer para contestarlo desde tu corazón.
El miedo, es un sentimiento que nos enseñaron en la infancia. Nuestros deseos de aprender y nuestras energías natales, nos hicieron inquietos. Fue muy difícil para los mayores detener toda la energía que teníamos dentro; para calmarlo, utilizaron el mismo mecanismo que aprendieron en su infancia: el miedo.
Infinidad de miedos nos marcaron la vida. Toda esa energía que teníamos, fue opacada por unos mayores que tenían miedo y no sabían cómo formar a sus hijos que traían una gran energía.
Toda la energía que traíamos se convirtió en pasividad. Ese río que venía con gran fuerza para cambiar el mundo, se convirtió en agua pasiva y estancada.
En la actualidad, la sociedad sigue viviendo en el miedo. Sigue creyendo lo que las grandes empresas e instituciones dicen. Gran parte de la sociedad sigue creyendo en enfermedades inventadas por laboratorios, chantajes que hacen algunas religiones para mantener creyentes en sus congregaciones, sigue creyendo en políticos que mueven masas para su beneficio personal con el pretexto que están haciendo un bien a la sociedad, sigue creyendo que la libertad no existe y que sólo vinimos a sufrir.
Es momento que de despertar. El miedo es sólo un sentimiento que nos enseñaron para calmar las energías que teníamos desde la infancia. Esa energía sigue viva en ti. El río que venía con gran fuerza para cambiar el mundo, sigue esperando ser liberado para realmente cambiar el mundo.
Es momento de detenerte, de encontrar las ataduras que hay dentro ti y desenredarlas para recuperar la libertad que perdiste en la infancia.
Es momento que hacer a un lado las quejas para despertar tu fuerza interior.
Ahora, es el momento que dejes de creer en los miedos que te están deteniendo, para que creas en ti mismo.
Puedes ver en la televisión programas que te generan estrés, temores e inseguridades; como telenovelas, noticias amarillistas, programas de entretenimiento de crítica, deportes que provocan la competencia y la separación de la hermandad y muchos otros programas que están separando la individualidad. Están, porque las personas lo están buscando. Si dejaras de verlos, las televisoras cambiarían su programación, pues ellos venden lo que la sociedad quiere comprar.
Puedes ver a los diferentes políticos de tu país como se agreden entre ellos, queriendo imponer un punto de vista o una decisión. Cuando no logran su cometido, incluyen a la sociedad, nuestra sociedad termina lastimada porque inicia una guerra de agresión de simpatizantes de partidos políticos. De la misma manera, es provocado porque lo hemos permitido, hemos creído que los políticos cambiarán nuestro país.
Si haces tu trabajo honestamente, si evitas buscar influencia para tener un ascenso laboral, si evitas el soborno para hacer tus trámites legales, si aceptas tus errores y aprendes de ellos… Si dejas de hacer las cosas sólo por presumir, en cambio lo haces por querer ser feliz y trascender, entonces dejarás de tener miedo en quedar bien y te enfocarás en ser feliz.
Cree en ti. Comprende que el miedo es sólo un sentimiento que aprendiste en la infancia, nunca fue real.
Es cierto que algunas veces debiste cuidarte para evitar caerte, sobre todo cuando subías a lugares altos o delicados o cuando corrías en lugares con obstáculos; aun así, caíste. Los errores son necesarios para que aprendas a poner atención a lo que haces. Las caídas las necesitas para que madurez.
Hoy, las grandes empresas y las instituciones siguen enviando miedo a la sociedad. Saben que deben calmar la energía de una sociedad que desea cambiar el mundo, porque si la sociedad toma su fuerza, las grandes empresas e instituciones desaparecerán.
Pero así como en el pasado, todo ese miedo que te enseñaron, no existe. Lo sigues creyendo tal como lo creíste cuando eras niño.
Las enfermedades no provienen de un virus o bacteria extraña, ni por herencia genética; sino de la debilidad del ser humano.
No hay un sol que está cambiando, ni cambios climáticos que están destruyendo el mundo.
Está llegando una transformación de la humanidad. Es cierto que es necesaria una alteración atmosférica para preparar el ambiente para la transformación que está llegando. Por eso, es importante que nosotros también nos transformemos desde nuestro interior.
El miedo sólo existe en tu creencia y no te permite ser tú mismo. Algunas cosas que hagas, te provocarán malestar, molestia o afectación a ti o a otros. Puede ser que algo te dañe, o dañe a otros. Pero sé consciente de lo que hagas, acepta tus fallas y comprende que estás aprendiendo. Llegaste a la tierra a aprender, aprovecha esta gran oportunidad que tienes.
Atrévete a equivocarte. Atrévete a aceptar tus fallas, a utilizar tu fuerza interior. El miedo es sólo una creencia que llegó para quedarse, si tu lo consientes.
Reconoce que el miedo es sólo una creencia. Ve más allá del horizonte donde está la libertad que estás buscando.
Ahora pregúntate: ¿Qué haría si no tuviera miedo? ¿Qué lograrías? Empieza a formar tu camino, alcanza lo que te propongas, porque el miedo es sólo una creencia.